viernes, 11 de septiembre de 2015

"Un niño sobreestimulado pierde el asombro, motor de su aprendizaje"

La investigadora y divulgadora de temas educativos sostiene que un niño estimulado en exceso, “se embota, anda en un estado entre el aburrimiento y la ansiedad, es más impulsivo, sufre inatención y puede pasar a depender de una fuente de estímulos externos”
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